Opinión
Pacto Andaluz por la Accesibilidad
Por Gonzalo Rivas Rubiales, Director General de Personas con Discapacidad de la Junta de Andalucía
05/03/2012
Hay empresas y logros que sobreviven a toda vicisitud, pero a veces el temor al retroceso nos paraliza. Cualquier avance necesita los dos raíles a la misma altura y si la economía desplaza a la conquista social desmantelando el ámbito de igualdad en el que nos veníamos educando, habremos dado al enemigo más de lo que nos pedía.
Hay luchas que no empezaron ayer ni acabarán mañana, y aunque estemos en un momento en que el reconocimiento de los logros resulta impúdico frente a lo que vamos perdiendo, en ocasiones, la alegría es cuestión de justicia. Entre tantas dificultades, rehenes de una economía que nos rige de modo perverso y exclusivo, esforzándonos en eludir la recesión ética, y sin que pueda considerarse un logro menor, hemos alcanzado el Pacto Andaluz por la Accesibilidad entre la Junta de Andalucía, el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI Andalucía), la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), UGT, CCOO, la Confederación de Empresarios (CEA), y los Colegios Profesionales de Arquitectura y Arquitectura Técnica. El tratado defiende la accesibilidad como bien común, condición previa que posibilita el desarrollo personal y social centrando la limitación en la capacidad y no en las condiciones del medio.
Con él, la Administración promueve y regula el derecho a llegar sin trabas añadidas solicitando la complicidad ciudadana para la gestión y mantenimiento del vivir sin barreras. Lo percibido como beneficio común se defiende con mayor diligencia y se respetarán los espacios cuando entendamos que la accesibilidad es nuestro beneficio compartido. Por eso resultó afortunado el slogan “Ponte en su lugar y no en su sitio”, emitido en la RTVA, sobre la reserva de aparcamientos para las personas con discapacidad.
Una de las perversidades de esta calamidad económica es la cicatería para advertir cuando se avanza. Engolfados en la crisis, ebrios de presente, no vemos más allá, olvidando nuestro deber de arreglar el futuro y reseñar enmiendas a desigualdades tan arraigadas como remotas.
Pero hay logros parciales- forzosamente menguados ante todo lo que nos queda por hacer- que muestran que avanzamos. Así, además de otras medidas y normativas que favorecen el obligatorio don de la accesibilidad para que sean posibles y decentes las vidas de las personas con discapacidad, en julio de 2011, la Consejería para la Igualdad y Bienestar social y la FAMP elaboraron una Ordenanza tipo de Accesibilidad Universal como modelo normativo para los Ayuntamientos; se ha aprobado la Ley 11/2011, de 5 de diciembre, que regula el uso de la lengua de signos española y los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y con sordoceguera en Andalucía.;ha entrado en vigor la Orden de 9 de enero de 2012, sobre los modelos de fichas y tablas justificativas del Reglamento referente a las normas para la accesibilidad en las infraestructuras, el urbanismo, la edificación y el transporte en Andalucía. En diciembre se publicó el nuevo programa de subvención de Ayudas Técnicas TIC para personas con discapacidad, que incluye actuaciones de formación en los Centros Guadalinfo.
Con la firma de este acuerdo continúa la labor de concienciación y puesta en práctica de medidas encaminadas a ofrecer a las personas con discapacidad una vida cotidiana sin segregación ni heroísmo: no se trata de vivir en un carril paralelo en el que salir a la calle o poder comunicarnos sean un logro per se. Mal asunto que el manejo de la herramienta se nos convierta en la meta.
Optimismo y pesimismo son dos embaucadores que deforman la realidad, y sin embargo hemos tomado partido por la desconfianza. Quien habla de avances parece falto de datos o de conocimiento; el pesimista, en cambio, resulta más inteligente, pero tiene enfrente a quienes ven que, aun en momentos adversos, el trabajo da resultados.
En Andalucía, hemos sabido (asociaciones, sindicatos, administración) aunar esfuerzos cumpliendo la advertencia estoica de que ningún viento es bueno para quien no sabe a qué puerto se encamina. El fin es claro: el derecho a llegar nos dará el certificado de ciudadanía.
Cuando hayamos salido de la crisis, nos quedará la accesibilidad pactada con acuerdos como el que hoy celebramos. Sin olvidar todo el trabajo pendiente, el Pacto Andaluz por la Accesibilidad nos hace moderadamente afortunados; y aplicando remedios de las letras al mercado, alegrémonos seriamente, porque los resultados de hoy nos alientan para seguir trabajando.